“Procuren el bienestar de la ciudad… y oren por ella, porque del bienestar de ella dependerá el de ustedes.” – Jeremías 29:7
Este versículo ha sido guía e inspiración para nuestro trabajo comunitario. Sirviendo a los más vulnerables, hemos aprendido que el bienestar de nuestra ciudad empieza con acciones concretas y corazones dispuestos.
Primero, entendimos que servir transforma, tanto al que recibe como al que da. Cada caja de alimentos, cada palabra de aliento, construye puentes donde antes solo había distancia.
Segundo, aprendimos que la oración impulsa la acción. No basta con desear una ciudad mejor; debemos trabajar por ella con fe y compromiso diario.
Tercero, confirmamos que el cambio verdadero es colectivo. Ningún esfuerzo individual es suficiente sin una comunidad que camina unida, llevando esperanza donde más se necesita.
Jeremías 29:7 no es solo una invitación a orar; es un llamado a involucrarse. Y cuando lo hacemos, la ciudad florece… y con ella, nosotros también.